A mis amables lectores, dos, quizá les sorprenda la pérdida de una casi tradición de este humilde escritor: la Fallarás de los jueves. Y quizá alguno de esos dos lectores se pregunte: ¿porqué el amigo Doc ya no comenta la columna de la Fallarás los jueves en el ADN?. La razón es muy sencilla, la Sra. Fallarás está cambiando de registro y ya no me provoca ese instinto killer que he citado en alguna ocasión anterior. Hasta fechas recientes Doña Cristina escribía estimulantes columnas descaradas y malintencionadas, con un talante pijo-macarra que conseguían enfadarme siempre y en alguna ocasión, me han hecho sentir miedo. Hasta el punto de que cada jueves esperaba rechinando los dientes a que me entregasen el periódico en la boca del metro para coger un globo estratosférico en los escasos 4 minutos que tardo en llegar al trabajo. De hecho ha habido veces que los compañeros de vagón se han apartado disimuladamente de mí al oirme balbuceantes amenazas y palabras subidas de tono. Debo reconocer que era un placer sentirse provocado. Pero hete aquí que la cosa ha cambiado. Fallarás está escribiendo unas columnas, y unos post en su blog, llenos de sensatez, serios, sesudos... vamos como un Luis del Olmo o un Gabilondo cualquiera. Diría yo que está adquiriendo un aire de respetabilidad periodística preocupante.He dado muchas vueltas a cuál puede ser la causa y se me ocurren tres. Descartado que se esté haciendo mayor, la primera es la promoción interna. Y no es que me parezca mal que Lara tumbe a Montagut y ponga a Fallarás en la dirección del ADN pero, que quieren que les diga, eso de pasar de ejecutora a ejecutiva es muy fuerte. Y todo ésto coincide en el tiempo desde que "las mujeres periodistas de Catalunya" le dieron aquella cosa del premio Lirio. ¿Se le habrá subido a la cabeza?. ¿Es posible que aquello despertase ambiciones de respetabilidad que dormían en el fondo del corazón de una chica mala?.
Por favor Sra. Fallarás, haga regresar a aquella escritora que me enseñó uno de los mejores insultos que he oido recientemente. Me refiero a aquello de puta babilónica que leí en su blog. Vuelva a escribir desde ese feminismo de trinchera y taberna, feminismo militarista lo denominé, que me cabreó en el primer artículo suyo que leí, ¿recuerda aquel del escote y las puntillas?. La otra causa es la salud y espero y deseo que no sea así. Hace tiempo que no veo fotos de ella pero en las últimas que ví no estaba desmejorada.
Por favor Fallarás, vuelva a ser esa chica deslenguada de la última del ADN. La dieta de lucías, becerras y monteagudos se parece cada día más a una ducha escocesa en la que alternan el agua fría un si es no es lírico-presbiterial del director y las becerras con el agua caliente tipo caca, culo, tetas, pis de las lucías.
Fallarás, yo te conmino: regresa de dónde estés. Un saludo de un lector.
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Dedicado a Pepiño
Dedicado a Pepiño Blanco secretario de organización del PSOE, autor de la frase, digna de mármol diría mi admirado Santiago González:
Lo importante no es con quien vinieron sino que han llegado, refiriéndose a la liberación de las azafatas españolas gracias a Nicolas y que fueron recibidas por Papes, mote citado por Arcadi Espada, a pie de avión.
PD: Espero que te guste, Ulises.
2 comentarios:
De veras que lamento tener que contradecirle pero yo a la señora Fallarás la veo igual que siempre. Las notas transgresoras, gamberras, canallas que usted echa de menos son, contingentes, propias de la fenomenología, y aparecerán con mayor o menor viveza dependiendo de lo que proceda. A mi modo de ver no es eso lo que la define
Para mí, lo que subyuga en de la señora Fallarás, su atractivo, no es tanto la potencia provocadora o el descarnamiento (?) en la expresión, sino la honestidad en el planteamiento, el coraje de interrogarse y el de aventurar una respuesta sin hacer más concesiones que las, llegado el caso, afectivas y de lealtad a las personas; cosa ésta que la honra.
Yo, que quiere que le diga, en lo de la señora Fallarás sigo percibiendo la misma brisa, el mismo perfume de vestal arcádica, gallarda y libertaria, ahora como hace meses.
Luego está el que las personas, al contrario que los iconos mediático-sexuales, siempre defraudan nuestras expectativas, el que siempre exigimos más de quien más esperamos etc. Pero ¿acaso no sabe usted mejor que yo lo que cuesta tener algo que decir y que, al final, hay que terminar hablando del AVE? ¿Que la intensidad en la obra, no cabe exigirla, sino sólo pedirla por caridad y, aún así, sólo dentro de lo humanamente posible? ¿no tenemos todos lumbago, amantes, resacas, regalos que nos distraen?¿acaso, e inexorablemente, no acostumbra a interferir la vida en el cumplimiento de nuestro dharma?
Si me acepta lo anterior , le invito a la siguiente reflexión: ¿puede ser que la señora Fallarás meta el dedo en llagas que ahora no son las nuestras? ¿es posible que esto nos haga temer por la continuidad de una deseada afinidad, tan inesperada e inusitada como bienvenida?
Señor Docwall, yo le conmino a usted a regresar
P.S. No he tenido todavía huevos de leerme un Montagut o una Becerra más allá del primer párrafo.
Citando a una de mis autoridades, Richmall Crompton. Guillermo Brown espiaba a su hermana Ethel que estaba con un pretendiente en la salita de casa. El prenovio derramaba sus halagos y galanterías con generosidad interesada. Guillermo, lo describe magistralmente la Crompton, observaba sorprendido la capacidad de encaje de su hermana, el afán devorador de la chica del material nutritivo para su ego que el galán le proprocionaba. Y, ahí quería llegar yo, emite uno de esos axiomas brownianos que han iluminado mi vida: "Decir cosas bonitas a una chica es como echar cacahuetes a los monos, nunca se cansan".
Al repasar mi post y su brillante y atinado comentario me ha parecido ver a la Fallarás saltando de rama en rama.
Tendré el palcer de responderle con más extensión. Un saludo
Doc
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