viernes, 26 de octubre de 2007

Lo siento pero todo ésto es una mierda


¿Es necesario que diga que todo este asunto del muchacho catalán que ha golpeado a una joven ecuatoriana en el metro es una barbaridad? Dicho queda. El asunto es asqueroso pero no más que los episodios de maltrato en las escuelas o de palizas en la calle. Estoy seguro de que es fácil buscar noticias recientes que ilustren esta afirmación. Y desde luego menos, también en la brutalidad y el delito existen grados, que el reciente y olvidado suceso de la banda de violadores inmigrantes sudamericanos del Parque del Oeste de Madrid. Cuatro violaciones con robos, vejaciones múltiples y todo el atrezzo que rodea estas cosas.
Tengo la absoluta seguridad de que si la víctima no hubiera sido una chiquilla ecuatoriana no se hubiera producido toda esta repugnante batahola mediática. Y desde luego que si el agresor hubiera sido un ecuatoriano que hubiera golpeado a una chiquilla catalana no hubiera aparecido en ningún medio la condición de ecuatoriano del sinvergüenza pateador.
Son curiosas las maneras de tratar el mismo tema de los diferentes medios. En general la prensa escrita adopta un aire doctrinario, aleccionador, muy de púlpito dominical. Entre líneas se entiende perfectamente que estamos escandalizados por la actuación de este tipo de indivíduos que "no representan a la mayoría de los españoles que somos partidarios de que todos, TODOS, los extranjeros gocen de la seguridad social, de la sanidad y se les de casa, faltaría más". Claro que algún periódico, El País en concreto, llega en su pensamiento línea "lascosasnosoncomosonsinocomodebenser" a escribir sin pestañear las declaraciones de la fiscal jefe de la Audiencia de Barcelona que afirma: "No he recibido presiones de nadie ni nadie me ha llamado" cuando se le piden explicaciones por su cambio de postura, la inicial de "tío, no seas bruto" a la actual de "estamos pensando en quemarle en la Plaza de San Jordi".



Las televisiones no han decepcionado. Telecinco, abyecta y repulsiva como siempre. Antena 3 ni carne ni pescado como hace todo; con melindres de señorita bien que le encanta oir guarradas. Y la Cuatro, sobre todo el superfashion Boris y la hiperglamurosa Ana, con su aire hipócritón de siempre. Ese que les permite hablar de todo lo que habla "Aquí hay tomate" pero como si les diera asco. Además con la ventaja de que Boris ejerce de inmigrante integrado y se le nota que comprende bien a los ecuatorianos, bolivianos y demás.
¿Y qué se desprende de todo ésto?.
Que no veo la Primera ni la Sexta.
Que la xenofobia existe, en las dos direcciones claro. Que negarla, con una sonrisa o con un suspiro, nos tranquiliza pero es mentira.
Que los medios de comunicación, cada uno en su estilo, son una mierda. Que su presentación fragmentaria de la realidad siempre incluye la parte más escatológica, más degradante y a la vez, envuelta en una apariencia de valores declarados, cambiantes y decididos por los propios medios. Ahora toca sentirse culpable porque un gilipollas ha golpeado a una niña. Pues lo cierto es que la mayoría de nosotros, a pesar de que estemos sinceramente preocupados por el futuro en relación con la presión inmigratoria, no ha golpeado a nadie ni tenemos ¡ntención de hacerlo. Lo mismo que no hundimos los cayucos, ni los fletamos en Senegal. Nos limitamos a pagar impuestos para acogerlos en centros, cuidarles y ese tipo de cosas que los políticos hacen con mi dinero.
Lo peor de todo es que los medios habían hecho presa en la cosa del calentamiento global y lo del borrico catalán este les ha jorobado la agenda. Ahora, en cuanto consigan enchiquerar a este desgraciado tendrán que recuperar el tiempo perdido y vamos a tener a Al Gore hasta en los anuncios del Santander. ¡Dios mío! Para ganar tiempo propongo que le linchemos directamente y así poder centrarnos en la capa de ozono, el primo de Rajoy y la puta madre del que emite CO2.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Hombre, señor Docwall! Me alegra verle en forma nuevamente, pero casi me gustaba más cuando se equivocaba porque así no hay manera de discrepar.