Premio LLiri o la rebelión de las hormonas

Aunque la noticia es de hace unos día no quiero dejar sin comentar el asunto. En mi querido diario ADN leo la crónica de la entrega de los Premios de la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña (ADPC) Cardo, Lirio y Rosa del Desierto (?). La de la foto es nuestra admirada y comentada casi todos los jueves aquí Sra. Fallarás, columnista consagrada cuyo blog, recomendado también aquí, recoge la noticia y hábilmente, como sin querer, se adorna un poco. No tanto como le adornan su legión de admiradores en los comentarios. Pero ésto es anecdótico. Quería comentar la cosa ésta de los premios Lirio y demás jardinería.
No sé si la Sra. Fallarás oficia como recogedora de premio en nombre del ADN, periódico feminista donde los haya, o como conductora del evento como miembro conspícuo, estoy seguro de ello, de la antecitada ADPC.
Quiero fijarme más en algunos detalles sin importancia de estas apoteosis estrogénicas que suelen ser las entregas de galardones en pro de la ley de Paridad. En primer lugar me llama la atención el nombre de los galardones: Cardo, lo obvio, Lirio, mote de drag-quen y Rosa del Desierto, cursi. Premiar la mayor presencia de mujeres en una redacción es como premiar a la lluvia por mojar. Responde sin más a la ley del mercado: la oferta de mujeres periodistas es mayor y de mejor curriculum y en consecuencia se contratan más. Las cinco columnistas de la última página del ADN son una pura maniobra de márketing: "Ponemos cinco tías para decir que ponemos cinco tías". Que la lectura de dos de ellas sea prescindible y en algún caso gravemente peligrosa para la salud no significa nada. Para que fuese creible habría que cesar a Montagut y poner a una mujer en la dirección, siempre que no sea ni la Becerra ni la Etxebarria. Y de paso, quitar a Lara y poner a su hija, si la tiene.

Otro día, explicaré las razones por las que la ley de Paridad me parece un engaño para las mujeres y qué otras medidas debieran exigir para tener las mismas oportunidades.
Estas fiestas solipsistas, de amazonas aguerridas, inteligentes y liberadas tiene siempre un cierto aire de holocausto andógénico, de "deja vu" copia de rancios comportamientos masculinos, de fiesta de pijamas con Doris Day mostrando su cara oculta de devoradora de hombres bajo el make-up.