viernes, 14 de septiembre de 2007

¿El infierno son los demás? Revisited

Hoy tengo un día muy ocupado. No os le creereis pero tengo que seleccionar a qué funeral acudo. Es increible la falta de consideración de la gente a la hora de morirse. El mismo día, a la misma hora... Difiere la edad pero lo cierto es que creo que los muertos tiene todos la misma edad y, si me apuras la misma cara. Tengo vistos ya unos cuantos y os aseguro que visto uno, vistos todos. En fin, quiero decir que no tengo demasiado tiempo para escribir. Por éso recupero un post de mi antiguo blog que me imagino que algunos no habreis leido y que algo tiene que ver con el día. Hasta Chandler reutilizaba sus cuentos para las novelas de Marlowe. Gracias por vuestra compañía. Es emocionante lanzar cada día este mensaje dentro de una botella esperando que alguien lo encuentre. Gracias por leerme y por los mensajes de ayer.



Foto 1: Residencia de la tercera edad

Hace unos días escribía acerca de la prescindibilidad de la especie humana por su escasa aportación a labelleza universal sobre todo si lo comparábamos con la que aportan las cebras y los ánsares por ejemplo. Decía, creo, que una manada de humanos no era un conjunto bello. En aquel momento sólo pensaba en el aspecto externo del grupo de seres humanos. Sigo pensando lo mismo pero creo que existe una posibilidad peor. Sería la de que en el aspecto externo de los humanos se reflejase nuestra catadura moral. Nuestros verdaderos sentimientos, nuestra alma si tal existe. Hace unos años fue muy popular una película de terror que hoy es una cult-movie: La matanza de Texas. La familia protagonista puede servirnos para imaginarnos como seríamos si, como Dorian Grey, nuestra conducta modelase nuestro aspecto externo. Esto viene a cuento por la noticia que he leido hoy en varios periódicos sobre el cierre de una residencia de ancianos en Madrid, “todos somos madrid”, por aplicar un trato inhumano y degradante a sus alojados.

“¡Estoy aquí sola, como un perro!”, se oye a una mujer….. “¡Ay, ay, ay, que no puedo!”, grita otro hombre…… “Me voy a caer, estoy muy mal…” musita un tercero. Otra mujer se derrumba, medio desnuda y sin pañal. Su silla ha quedado manchada. “¡Le di una pastilla y le hizo efecto!”, grita ufana la trabajadora… se rie … “¡A tragar, a tragar la pastilla!”….. Otro anciano, en chándal y tirado en un sofá, se queja de que hace muchas horas que no le cambian el pañal. “¡Ja, ja, a tragar, a tragar la pastilla!”, … les mete en la boca el medicamento. Caen fulminados…. unas veces están drogados y otras, atados con sábanas.…. una veintena de ancianos se sientan, retorcidos, en sillas de plástico…. atados con sábanas…. No hablan entre ellos y tienen la mirada perdida. Otros están drogados …. caen fulminados sobre el tazón de la cena. …tres ancianos en una cama. A su lado, vómitos…. se quejan de que nadie les cambia el pañal. Se oyen gritos y lloros…..
Qué tipo de persona que puede actuar así. Quién puede tratar a sus semejantes, en este caso viejos e inválidos, de este modo. Qué secretas motivaciones conducen a una persona a este comportamiento. ¿Es tan diferente lo que leemos en la prensa de las torturas que padecieron otros en las carceles chilenas, argentinas, soviéticas, cubanas, dominicanas, Abu Ghraib… ? Pero, más importante aún, ¿estos cuidadores de ancianos son intercambiables con los torturadores de esas prisiones?
¿La gente que hace estas cosas es gente con problemas de comportamiento?. ¿Gente que sólo es feliz haciendo sufrir?. ¿Mala gente?. Por otro lado está la familia de los viejos. Sus hijos, nietos, que sólo quieren lo mejor para su mayores pero, claro, no pueden atenderles como ellos se merecen y tienen que buscar un sitio dónde dejarles. Pero lo hacen a regañadientes, visitándoles con frecuencia, estando muy atentos a que se les cuide bien y que, en la medida de las posibilidades de cada familia, no les falte de nada. Por eso son tan enternecedoras las palabras de las familias:

“¡Ahora que hago yo con mi madre! Ella tiene 95 años y, claro…”, se quejaba un familiar….. la madre de xxx tiene 82 años y Alzheimer. «¿Por eso no me decía nada, la pobre!. Ha sido horrible. Yo ya notaba cosas raras porque, en los cuatro meses que lleva aquí, me ponían muchas pegas para verla. Ahora mismo tiene anemía y es un puro pellejo»…. le recomendó a una amiga este centro. «Le advertí que no me llenaba demasiado pero como es de los más asequibles -660 euros al mes- no tuve más remedio. … Ella trajo aquí a su padre. El hombre acabó lleno de llagas. Le llevaron al hospital y murió en pocos días».

Cuanto sugieren esos puntos suspensivos detrás de …. tiene 95 años y, claro… Hay familias que tuvieron mejor suerte . .. le llevaron al hospital y murió en pocos días
Produce admiración la paciencia de estas familias que aceptan sin protestar que les pongan pegas para ver a su padre, que de pronto caen en la cuenta de que … tiene anemia y es un puro pellejo… y todo en unos días. Para cerrar el círculo, en este caso y con toda propiedad, dantesco en cuanto a que es un círculo del infierno, está la actitud de los vecinos
… vecinos desde cuyas viviendas se ve la residencia aseguraron haber sido testigos de cómo «bañaban a los ancianos de madrugada con la ventana abierta en invierno» o de cómo «reutilizaban pañales». «Era frecuente oírles gritar ‘no me pegues’»….
Todos los implicados en esta historia son ciudadanos normales. Cuando ven las pateras en la tele se emocionan e indignan. En las encuestas responden que … sí, asistencia sanitaria para todos los que vengan a España… que todos los inmigrantes tienen derecho a una vivienda , a una escuela, a un médico, a una pensión… Y luego leen satisfechos las encuentas que dicen que los españoles somos los europeos más solidarios, los más generosos, los que más de lo más.
Y será verdad pero un viejo llora acostado sobre sus orines y sus heces, insultado y quizá golpeado por una persona que quizá se manifestó contra la tortura en alguna ocasión o contra la violencia de género en otra. Y visitado cada cierto tiempo por una familia que lo que de verdad le ha jodido es haberse enterado de cómo trataban a su padre pues, ya sabes amigo, ojos que no ven corazón que no siente. Y vivían en un edificio, una casa no es un hogar, rodeados de humanos solidarios, buena gente, ciudadanos honrados, que declaran en la tele llenos de santa indignación… yo les oía gritar… les bañaban de noche con agua fría… era insoportable oirles… y todo ésto desde hacía tiempo.
Podeis decirme que me da miedo identificarme con algún protagonista de esta historia. Sí, pero no sólo con el viejo torturado, vilipendiado y enfermo. Es cierto. Creedme, lo verdaderamente inquietante de esta historia, lo peor de esta historia, lo horrible de esta historia, es la posibilidad de que cualquiera de nosotros sea capaz de actuar igual en la misma situación.

Foto 2: Viejos correctamente estabulados


Foto 3: Viejos incorrectamente estabulados

Bibliografía recomendada:
El corazón de las tinieblas, J. Conrad: “…el horror, el horror…”
Angel fieramente humano, Blas de Otero. “.. horror a manos llenas…”
El Rey Lear, William Shakespeare

4 comentarios:

mon amour dijo...

Quien sabe si la mejor muerte...

...la que deseaba el gitano contrabandista de aquel romance de Lorca:


Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.

...

Anónimo dijo...

Vaya temas chungos que saca cuando no habla de política, señor docwall.

En cualquier caso valga decir que su observación es concordante con la evidencia experimental recogida hasta la fecha en cuanto a que, por regla general, el ciudadano es tan hijodeputa como le permite la situación, sin que se haya observado límite máximo.

Una cuestión interesante es si nosotros lo seremos cuando estemos en situación. Habrá que verlo.

Lo que está claro es que cuando a nuestros viejos les da por desintegrarse con cierta antelación respecto a su fallecimiento, la imagen que tenemos de nosotros mismos por fuerza sufre una dura prueba.

Además de que los susodichos se nos presentan cual Saturno devorando a sus hijos (es decir, jodiéndonos los períodos de tiempo que hay entre una jornada laboral y otra), nos hacen darnos cuenta de que ése o ésa que pensábamos que nos iba a proteger, esos a los que temíamos, los que eran culpables de lo nuestro, con los que íbamos a ajustar cuentas un día, nunca habían existido en realidad. Nos hacen afrontar la negra verdad de que siempre hemos estado absolutamente solos. Y,encima, su mirada nos repite “Tú eres el próximo, cabrón”. De ahí la desesperación, el miedo, la ira, en definitiva.

Luego está el asunto de la inocencia de los viejos, como si fueran niños. Y no me refiero al hecho de que para cualquier socialdemócrata u otras gentes de bien no sería, seguramente motivo de escándalo encontrar en una residencia como las que describe a Pinochet o De Juana Chaos, o un terrorista de género (según sea la pinta del hombre del saco de cada cual), sino a qué es lo que lleva a un vecino a una situación así.

Una vez leí un tebeo donde una tribu india empezaba a la migración de cada invierno y el abuelo, casi inválido, al ver que ralentizaba la marcha, y siguiendo la tradición de sus antepasados, se quedaba voluntariamente atrás a esperar a que la nieve o los lobos acabaran con él. El viejo guerrero al final era devorado por las bestias, no sin antes presentar una aguerrida batalla. Una bonita forma de morir. Y de vivir, que vendría siendo lo mismo.

No sé si se puede plantear algo parecido hoy en día, con las lógicas adaptaciones a las circunstancias personales de cada uno. Creo haber leído por ahí que el rollo de la vida consistía en prepararse para morir y tal. Y como estamos acostumbrados a dejarlo todo para última hora y a estudiar la tarde antes del examen, pues luego pasa lo que pasa.

Lo malo es que no es infrecuente que la vida termine (o continúe) riéndose en la jeta de uno (por el karma y eso, supongo) y, a lo mejor, después de haber estado preparando como un jabato una despedida gloriosa, viene el tito Alzheimer y te coge por banda sin que te enteres.

¿O eso es la típica excusa de cuando te dan las notas? A saber.

Lo que le digo, unos temas muy chungos. Pero que dan vidilla ¿no? ;)

P.S.


Le dejo una lectura, muy vagamente relacionada, pero que está entretenida. Tiene un poquito de trampa porque el entrevistador se hace el tonto y le centra las preguntas para que el otro remate con floritura, pero, bueno, ojalá fuera eso todo lo reprobable de los papeles.

http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html

Anónimo dijo...

La
lectura que le decía, que aquí hay que saber html y todo.

Docwall dijo...

Me he asomado esta noche antes de encamarme, hermosa expresión cuando alude al amor, e iba a contestar el delicado regalo de mi querido amigo mon amour cuando me he tropezado con un extenso mensaje que merece respuesta.
A mon amour, había pensado responderle con un fragmento de Pavese cuyo verso inicial hace prescindible el resto del poema:
"Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-
esta muerte que nos acompaña de la mañana a la noche, insomne, sorda,como un viejo remordimiento o un vicio absurdo..."
A anónimo:
Acuerdo total con su primera premisa: llegaremos a tanta hijoputez como nos sea posible sin que nos alcance némesis lo mismo que robarimaos en el corte inglés si estuviéramos seguros de no ser pillados.
Me fascina su aproximación psicoanálitica a las figuras paternas. Como criptofreudiano que soy reconozco la inquietud que sus afirmaciones me causan. Por eso me repito todas las noches: amo a mi mamá, amo a mi papá.
Los viejos no son inocentes, nadie que haya vivido el suficiente número de años tiene la conciencia limpia. Ser malo es cuestión de oportunidades. ¿Por qué debiéramos cuidar a un viejo cabrón que quizá nos daba con el cinto cuando eramos niños?. Pues habría dos razones, una presentable y otra no. La primera pertenece al terreno de la ética en la épica: no hay nada más horrible que un abusón. Al padre hay que interpelarle cuando nos puede romper la cara no cuando hay que cambiarle el dodotis. La segunda es que existe una alta probabilidad que en algún lugar del futuro alguien dude en algún momento entre interpelarnos o cambiarnos el dodotis.
Por otra parte, creo que prepararse para morir es imposible si no admitimos alguna trascendencia, perdone mi solemnidad. Por el momemto sólo estoy aterrorizado pero no tanto por la muerte como por sus posibles monaguillos: dolor, humillación, vergüenza, hastío. Morirse durmiendo debe ser la leche.
Su cuentecillo de los indios me ha encantado y tiene sentido en una sociedad como creemos que era aquella, coherente, compacta. Había una película japonesa con un argumento parecido. ¿Cree Ud. que , dado que algunas de mis pelis favoritas son de vaqueros, Raices profundas, Centauros del desierto, Jhonny Guitar, podría aspirar a un comportamiento parecido?. Sin embargo los niños de hoy no juegan a indios y vaqueros lo que, supongo, les hace inmunes a estos ejemplos.
He leido la entrevista que me recomienda. Tiene Ud. un excelente sentido del humor. Sólo diré que el psicólogo extremeño merece ser psicoanalista rioplatense. Subrayo algunas expresiones que utilizaré cuando hable de política, que veo que le inquieta menos. Por ejemplo: obviedad material / pregunta palanca / ego encapsulado /patología iniciática / farmacia interior.
Espero volver a tener el honor de leer sus apuntes. Un saludo
Docwall