Hombre, señor Docwall, para que luego critique la brevedad e irrelevancia de los posts de la señora Fallarás.
Entienda que no es por menospreciar el sufrimiento de nadie y menos el suyo, si ése fuera el caso, pero se me escapa qué significación pueden tener las preguntas retóricas, sin respuesta porque a pesar de su corrección gramatical no son capaces de retener una traza de sentido.
Puede que no lo haya advertido usted, pero un servidor presenta una cierta tendencia al fatalismo filosófico por lo que mi sugerencia de respuesta sería “¿Y qué?”. O: Salir o no ¿qué es más noble para el espíritu? Y sobretodo, ¿quién puede saberlo?
En cualquier caso, permítame apuntarle, y estoy seguro de que no les sorprenderá en mí dada mi natural capacidad para ver el lado positivo de lo que ocurre, que chapotear en el llanto, el odio, el miedo, incluso coquetear con la locura, acostumbra a ser edificante por cuanto nos permite administrarnos unas cuantas cucharadas de realidad; lo que nunca está de más. El único requisito es parecerse un poco, o al menos aspirar a ello, al héroe de los cuentos que en sus aventuras se tropieza con el custodio del pozo del agua sagrada que produce una muerte lenta y horrible a los que la toman en el momento o por razones equivocadas.
Hay que tener en cuenta, claro, que en momentos así es aconsejable evitar los vericuetos del destino que puedan tener consecuencias legales o en nuestra integridad física o patrimonial; pero sin obsesionarse excesivamente por ello (ni abandonar la blogactividad, por supuesto).
Por si le sirve, yo, cuando estoy triste, me sirvo un poco del mejor whisky que tenga (lo que últimamente no es decir mucho) y escucho repetidamente alguna alegre cancioncilla. Bueno, dicen los ricos que un hombro, o siquiera un muro, amigo, tampoco va mal.
Creo que fue Rubalcaba o Zaplana, no estoy seguro, quien dijo aquello de que la vida es un cuento contado por un idiota. Claro que ellos se referían al final de la legislatura. Ud. y yo, y algunos buenos amigos, sabemos que iba de otra cosa. Gracias por su tiempo, gracias por sus palabras. Doc PD: La retórica es, a veces, una especie de queja protocolizada. Procuraré ser menos, retórico no quejoso.
Consiste en lo siguiente (me lo explicó mi hijo Lucas, experto en minotauros): se pone la mano derecha (la izquierda en mi caso)sobre la pared y se empieza a andar, sin separarla jamás aunque parezca que te guía mal, sin parar de andar... Y si el laberinto tiene salida, al final allí acabas.
Y haga una inversión: http://www.amazon.com/King-America-Elvis-Costello/dp/B0000009V0
5 comentarios:
Hombre, señor Docwall, para que luego critique la brevedad e irrelevancia de los posts de la señora Fallarás.
Entienda que no es por menospreciar el sufrimiento de nadie y menos el suyo, si ése fuera el caso, pero se me escapa qué significación pueden tener las preguntas retóricas, sin respuesta porque a pesar de su corrección gramatical no son capaces de retener una traza de sentido.
Puede que no lo haya advertido usted, pero un servidor presenta una cierta tendencia al fatalismo filosófico por lo que mi sugerencia de respuesta sería “¿Y qué?”. O: Salir o no ¿qué es más noble para el espíritu? Y sobretodo, ¿quién puede saberlo?
En cualquier caso, permítame apuntarle, y estoy seguro de que no les sorprenderá en mí dada mi natural capacidad para ver el lado positivo de lo que ocurre, que chapotear en el llanto, el odio, el miedo, incluso coquetear con la locura, acostumbra a ser edificante por cuanto nos permite administrarnos unas cuantas cucharadas de realidad; lo que nunca está de más. El único requisito es parecerse un poco, o al menos aspirar a ello, al héroe de los cuentos que en sus aventuras se tropieza con el custodio del pozo del agua sagrada que produce una muerte lenta y horrible a los que la toman en el momento o por razones equivocadas.
Hay que tener en cuenta, claro, que en momentos así es aconsejable evitar los vericuetos del destino que puedan tener consecuencias legales o en nuestra integridad física o patrimonial; pero sin obsesionarse excesivamente por ello (ni abandonar la blogactividad, por supuesto).
Por si le sirve, yo, cuando estoy triste, me sirvo un poco del mejor whisky que tenga (lo que últimamente no es decir mucho) y escucho repetidamente alguna alegre cancioncilla. Bueno, dicen los ricos que un hombro, o siquiera un muro, amigo, tampoco va mal.
Creo que fue Rubalcaba o Zaplana, no estoy seguro, quien dijo aquello de que la vida es un cuento contado por un idiota. Claro que ellos se referían al final de la legislatura. Ud. y yo, y algunos buenos amigos, sabemos que iba de otra cosa. Gracias por su tiempo, gracias por sus palabras.
Doc
PD: La retórica es, a veces, una especie de queja protocolizada. Procuraré ser menos, retórico no quejoso.
Por cierto, Cash sublime y la canción, adecuada.
Doc
Consiste en lo siguiente (me lo explicó mi hijo Lucas, experto en minotauros): se pone la mano derecha (la izquierda en mi caso)sobre la pared y se empieza a andar, sin separarla jamás aunque parezca que te guía mal, sin parar de andar... Y si el laberinto tiene salida, al final allí acabas.
Y haga una inversión: http://www.amazon.com/King-America-Elvis-Costello/dp/B0000009V0
corremos el riesgo de convertirnos en penitentes atrapados por las laberínticas espirales... lejos de Amsterdam y del MexicoCityBar... un infierno.
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